domingo, 31 de marzo de 2013

OTROS PROBLEMAS Y CONTROVERSIAS

PERSONAS Y SISTEMAS COGNITIVOS
En la medida en que los sistemas cognitivos pueden trascender en ocasiones los límites del organismo propiamente dicho (aunque a veces podría decirse también que el organismo se extiende, como de hecho ocurre en algunos animales) y en la medida en que los sistemas cognitivos pueden incluir, en cierto sentido, partes del mundo, se rompe la correspondencia persona/sistema cognitivo. Los sistemas cognitivos pueden ser entonces "transpersonales" o incluso "pluripersonales" (v., Sutton) (salvo que se modifique el concepto de persona).

-Una cuestión próxima a ésta ha sido planteada por Rupert con respecto a la psicología cognitiva y a la estabilidad de los sistemas cognitivos extendidos.
-Otro problema que también puede relacionarse con el que aquí menciono es el del crédito epistémico planteado por J. Preston (2010): no se tiende a decir que el sistema cognitivo extendido "cree" o "sabe", sino más bien estos conceptos epistémicos son atribuidos al sujeto, a la persona. Así, "Under many conditions relevant to assesing what a subject knows, we judge them not to know but to have cheated if they use certain external resources" (p. 366). [Por otra parte, el criterio basado en lo que solemos decir o tiene sentido en el lenguaje corriente -como "ella hizo el cáculo con la calculadora- puede ser insuficiente].
En resumen, el autor defiende ciertas constricciones en cuanto al uso de conceptos psicológicos (cf. Bennett y Hacker).
-V., también las referencias de la última parte del artículo de Clark y Chalmers, así como las reflexiones correspondientes en el artículo de la enciclopedia de Stanford.


EL CUERPO EN EL FUNCIONALISMO EXTENDIDO
Una cuestión interesante aparece también en el artículo de Preston que he citado antes. Por una parte, el autor distingue entre partes del cuerpo, implantes, y herramientas [cf. Natural-borg cyborgs, el ejemplo del bastón del ciego, etc.] (lo que está relacionado con el hecho de que el concepto de cuerpo es en parte normativo, y no solo estructural). Pero hace también una observación particularmente relevante con respecto a la versión funcionalista de la mente extendida, pero que queda algo oscura si no se dice nada más: el cuerpo no puede ser capturado meramente en términos causales (p. 366).

¿En qué medida el funcionalismo extendido convierte en irrelevantes rasgos antropológicamente fundamentales (lo que yo llamaría algo así como "irrelevant embodiment" -también existe un funcionalismo extendido no coropóreo que correspondería a la interpretación post-humana de la ciencia cognitiva clásica)? ¿Se produce en cualquier caso cierta tensión entre ciencia cognitiva y antropología filosófica (que ya estaba en el funcionalismo de máquina, pero ahora aparece agudizado)?



CAUSACIÓN Y CONSTITUCIÓN
Esta distinción, crucial a la hora distinguir las tesis propiamente propiamente "extendidas" de otras más ortodoxas con respecto a las ciencias cognitivas -y de determinar el alcance de la extensión, ha sido cuestionada.
[Sobre la distinción, v., Block, Adams y Aizawa, Shapiro, y Clark. Sobre la crítica a la distinción el volumen editado por Menary sobre la mente extendida (2010) y, bajo cierta perspectiva, Cosmelly y Thompson (2009) entre otros].




LA CONCIENCIA
-Clark la ha dejado fuera de su noción de mente extendida.
-V., también, el artículo de J. Prinz sobre si la conciencia es corpórea: "Is Consciousness Embodied?".

-Video de M. Wheeler sobre el tema:




domingo, 17 de marzo de 2013

Embodied Cognition (Shapiro) Enlace a Mi reseña en la revista Teorema


Enlace en Dialnet


TRADUCCIÓN DEL RESUMEN DEL CAPÍTULO 2
Embodied Cognition. Laurence Shapiro, Rouledge, 2011. 

Este capítulo se ha centrado en algunas ideas que más o menos explícitamente pueden cuestionar la concepción ortodoxa de la ciencia cognitiva. Al cerrar este capitulo me gustaría reunir las diversas líneas de pensamiento que hemos examinado y situarlas en la dirección de la cognición corpórea. De esta manera haremos más fácil el camino que tenemos por delante.

Los supuestos de la ciencia cognitiva clásica más vulnerables a los desafíos que hemos examinado son los siguientes. Primero, los estímulos de los procesos psicológicos son pobres. Se quedan "cortos" con respecto a la información necesaria para que un organismo interactúe con éxito con el medio ambiente. En consecuencia, el segundo supuesto que los científicos cognitivos hacen es que los procesos psicológicos deben realizar inferencias, conjeturas con cierta base, sobre el mundo a partir de información incompleta. Estas inferencias pueden utilizar suposiciones sobre el medio ambiente para extraer conclusiones correctas de los datos. En tercer lugar, la mejor forma de entender los procesos inferenciales característicos de la psicología es como operaciones algorítmicas realizadas sobre representaciones simbólicas. La cognición se desarrolla mediante la codificación simbólica de estímulos, manipulando estos símbolos de acuerdo con las reglas de un algoritmo mental y produciendo una nueva serie de símbolos que representa la conclusión del proceso algorítmico. En cuarto y último lugar, puesto que el objetivo de la psicología es una descripción de los algoritmos mentales, y puesto que estos algoritmos se realizan en el cerebro, la psicología puede limitarse a investigar procesos que tengan lugar en el cerebro.

ASKING WHAT´S INSIDE THE HEAD: NEUROPHILOSOPHY MEETS THE EXTENDED MIND (A. Chemero 2005)

Chemero comenta aquí dos obras, Brain-Wise: Studies in Neurophilosophy de Patricia Churchland y Philosophy and Neuroscience: A Ruthless Reductive Account de John Bickle.

Aparte de la correspondiente reseña, la posición de Chemero queda reflejada en estas líneas: "For although almost most proponents of the situated, embodied cognitive science agree with Churchland and Bickle in their desire to apply results from the natural sciences to philosophical issues, they are not at all interested in reducing the mental to the neural" (p. 5).

Comienza recogiendo la observación realizada por Bechtel, Abrahamson and Graham (1999) acerca de la evolución de las ciencias cognitivas, que fue internalista hasta mediados de los años 80, a partir de este momento habría comenzado un proceso de "expansión" en dos direcciones, una descendente (o hacia abajo) hacia el cerebro, y otra hacia fuera o hacia el exterior, en el entorno ("outwards into the environment and dowards into the brain" -Bechtel et al, citado en p. 1).
Las dos obras reseñadas representan el primer movimiento, mientras que el segundo, desde cuya óptica escribe Chemero, se corresponde con la ciencia cognitiva situada y corpórea.
Tanto la obra de Churchland como la de Bickle son reduccionistas y defensoras de la de la identidad mente-cerebro. Churchland sostiene que la ciencia cognitiva es importante para la neurociencia porque indica a los neurocientíficos qué actividad mental necesita ser dilucidada. La autora también parece seguir la perspectiva tradicional de la ciencia cognitiva al entender la mente en términos de procesamiento de la información.
La posición de Bickle con respecto a la relación entre filosofía y neurociencia es aún más radical si cabe que la de Churchland, pero encuentro particularmente interesante su tratamiento -filosófico- de la tesis de la realización múltiple.

Como hemos visto, los dos libros respaldan la expansión "descendente" de la ciencia cognitiva; sin embargo, mantiene Chemero, los seguidores de la expansión "hacia fuera" deben resistirse, al menos parcialmente. En este punto es donde encontramos el la afirmación que he citado al principio: aunque la mayoría (?) de los proponentes de la ciencia cognitiva situada y corpórea comparten con Churchland y Bickle la aplicación de los resultados de las ciencias naturales a questiones filosóficas rechazan la reducción de lo mental a lo neural. De hecho, según Chemero, la característica de la ciencia cognitiva situada y corpórea es que el objeto de la explicación en psicología es el conjunto cerebro-cuerpo-entorno. ¿Cuál debería ser entonces la actitud de esta ciencia cognitiva hacia la neurofilosofía? Insistir en que lo mental no está confinado en la cabeza. Esto supone el rechazo de dos premisas fundamentales del enfoque neurofilosófico, a saber, el internalismo y el representacionalismo (sin abandonar una posición naturalista, es decir sin hacerse acreedores de los epítetos "no-brainer" o "a priori philosopher of mind" -p. 5).
Chemero considera que hay argumentos empíricos en contra del internalismo y también critica el representacionalismo (en concreto el uso de de la noción de la teoría de la emulación de Grush). Como alternativa propone la teoría de los sistemas dinámicos.
En conclusión la ciencia cognitiva situada y corpórea debe:
1) Admitir que el cerebro es importante.
2) Adoptar el modelo de sistemas dinámicos para explicar la actividad del sistema cerebro-cuerpo-entorno.
3) Abandonar por completo los argumentos basados en Tierras gemelas, qualia invertidos, o psicología marciana.

No se trata de ignorar los resultados neurocientíficos sino de mostrar que se interpretan mejor como referidos a una parte del sistema cerebro-cuerpo-entorno.

THE EXTENDED MIND (Menary 2010) REVIEW. Reseña de Daniel D. Hutto (2011)

Es interesante la referencia al capítulo de Ross y Layman, quienes mencionan una cuestión que siempre que me ha llamado la atención: ¿tiene sentido hablar de la localización de la mente?
Según estos autores, hablar de la localización de la mente es recurrir a la metáfora. El problema surge cuando se considera la metáfora literalmente verdadera.

Uno de los puntos centrales concierne a la distinción entre causación y constitución (lo que es solo causalmente necesario y lo que es propiamente constitutivo de la mente y la cognición). Nadie cuestiona el papel causal de recursos externos, ni que la realización de ciertas tareas cognitivas dependa del uso de tales recursos ("close coupling with and the manipulations of"). Sin embargo, los críticos de la hipótesis de la mente extendida niegan que esto sea base suficiente para concluir que tales recursos son parte constitutiva de la cognición: "Specifically, critics of EMH deny that it follows from the fact that mentality causally (and hence explanatorily) supervenes on the use of extra-bodily resources in some cases that in those cases the resources thereby form part of -i. e. partially constitute- the larger system that does the cognizing" (p. 787). Hutto señala un problema que desde hace tiempo me parece particularmente relevante: la dificultad de distinguir claramente entre causación y constitución, es decir entre lo que es un mero apoyo o herramienta y lo que es verdaderamente cognitivo. Según el autor de la reseña, esta distinción requeriría la identificación de un criterio que nos dijera lo que es verdaderamente mental y cognitivo, y el único criterio que se ha ofrecido ha sido el del contenido no-derivado (Adams y Aizawa) (the mark of the cognitive), que viene a coincidir con la posición de Fodor en su reseña de Clark (2008), según la cual la marca de lo mental es su intensionalidad (con "s"), es decir, el hecho de tener contenido, de ser sobre algo. Puesto que el criterio ofrecido por Adams y Aizawa asume la noción de contenido mental, el debate sobre si es un criterio correcto depende a su vez del resultado de otro debate, a saber, de si la teoría representacional de la mente es correcta (en la medida en que la noción de contenido implica la de representación mental).

Exograms and Interdisciplinarity: History, The Extended Mind, and the Civilizing Process (Sutton, J. En Menary 2010)

Mi amigo Luis García de la PPLS School en la Universidad de Edimburgo me comenta favorablemente este artículo. En cierto modo yo también me siento más cerca de esta perspectiva que la de la clásica EMT (extended mind thesis) tal y como fue presentada por Clark y Chalmers en 1998. Sin embargo, Sutton parece tener muy claro dónde quiere estar, y donde quiere estar es bajo el mismo techo que Andy Clark, tal y como muestra, por ejemplo, el uso que hace de las frequentes citas del mismo. Estas citas pueden ser interpretadas como un argumento de autoridad en apoyo (y clarificación) de su propia posición y también como una forma de significar que esta posición está dentro de la EMT aunque se aparte de la versión clásica de Clark y Chalmers (C&C). Por tanto, tal y como Sutton la entiende, su propuesta no es una alternativa a la EMT (como lo sería, por ejemplo, la "scafolded cognition" de Sterelny), sino más bien un desarrollo o una ampliación de la misma (otra cosa es que podamos discutir la visión que él tiene de su propia posición). Sutton distingue entre dos "olas" (waves) dentro de la EMT: mientras la primera ola (clásica EMT) tiene por eje el principio de paridad (parity principle), la segunda mueve el foco hacia lo que Sutton llama "principio de complementariedad" (complementarity principle). Estas dos versiones no son incompatibles, pero representan dos corrientes (strands) diferentes en la "EM literature" y, en opinión de Sutton, dentro de la propia obra de Clark (p. 190).

Personalmente, lo que más me interesa de Sutton tiene que ver con mi "desafecto funcionalista" (v., la entrada correspondiente). Sutton plantea la cuestión con claridad: "The parity principle stresses the functional isomorphism of inner and outer processes and states" (p. 195). El principio de paridad tiene a neutralizar las diferencias entre los procesos internos y los externos (o entre engramas y exogramas), diferencias que han sido subrayadas por los críticos de la EMT. Lo interesante de Sutton es que considera que algunas de estas diferencias son relevantes (por ejemplo: "This dissimilarity, unlike the other superficial dissimilarity, matters" -p. 197). La versión de la EMT basada en la complementariedad es compatible con la versión basada en el principio de paridad porque acepta el isomorfismo funcional postulado por ésta a un nivel muy abstracto; sin embargo, Sutton defiende una aproximación interdiciplinar a la EM que implica la relevancia de las diferencias (no superficiales) que el isomorfismo funcional tiende a neutralizar: "when certain criteria are met, parity suggest, we shouldn´t care if exograms rather than engrams are involved in the production of intelligent behavior" (p. 198). La relevancia de las diferencias está estrechamente conentada a la interdisciplinariedad postulada por Sutton (por ejemplo: "it´s precisely this kind of investigation of the variety of cognitive interfaces, and the many dimensions on wich differing inner and outer resources are unequal, which characterizes detailed and sophisticated work across the disciplines by writters who also defend EM and distributed cognition" -p. 201).


La dialéctica de Sutton consiste en asumir algunas de las críticas contra la EMT, aceptando que las réplicas basadas en el principio de paridad son insuficientes y proponiendo una respuesta que va más allá de este principio. El resultado es que las mencionadas críticas no refutan la EMT ya que la EMT no se sostiene solamente sobre el principio de paridad. Socavar el principio de paridad no es suficiente para socavar la EMT.

La pregunta que me hago es si el principio de complementariedad es suficiente para sostener la EMT, o si, al ser una versión en cierto sentido más débil, la hace más vulnerable a las objeciones de autores como Sterelny (quizás también Prinz o Block). Por otra parte, me pregunto si el uso de determinados recursos y artefactos para llevar a cabo una determinada práctica socio-cognitiva como en el ejemplo del teatro isabelino necesita ser explicado (y/o necesita una metafísica correspondiente) en términos de EMT. En cuanto al segundo ejemplo sobre técnicas nemotécnicas me resulta difícil ver en él algún argumento para la EMT.

"Extended Cognition and Functionalism". Mark Sprevak (2009)

La hipótesis de la mente extendida propuesta por Clark y Chalmers en 1998 ha recibido recientemente una seria crítica por parte de Adams y Aizawa, así como por Robert Rupert (seguiré la convención del autor para referirme a ellos como RAA). En este artículo el autor examina este debate extrayendo negativas consecuencias tanto para la hipótesis de la cognición extendida (“hypothesis of extended congition”: HEC) como para el funcionalismo.

El autor comienza su argumentación a partir de la noción de “parity principle” (que él denomina “fair-treatment principle” -505-) de Clark y Chalmers. Según este principio si dos procesos son iguales salvo por el hecho de que uno sucede internamente (“en la cabeza”) y el otro es externo o extendido (“parte del mundo”) y se considera que el primero es parte de un proceso cognitivo entonces el segundo también debe ser considerado como parte de un proceso cognitivo [En su respuesta a las críticas recibidas Clark enfatiza que la afirmación concierne a ser parte de un proceso cognitivo y no un proceso cognitivo en sí mismo. También subraya algo que en el artículo está reconocido pero no es tan explícito: la igualdad a la que el principio se refiere es funcional, es decir no se postula ningún tipo de identidad, a no ser en términos funcionales (Clark 2008, capítulo 5).

RAA defienden que esa igualdad no se produce (cuando se observa la estructura funcional de grado fino), por lo tanto los procesos externos no deben ser considerados cognitivos. Por ejemplo, Rupert arguye que uno de los casos propuestos por Clark y Chalmers (el cuaderno usado por Otto) no presenta importantes características de la memoria humana (“internal human cognition”), como la transferencia negativa (506).

Señala el autor que en la respuesta de Clark a estas críticas, que aún no se había publicado, se argumenta que si se utiliza un criterio tan fino para distinguir lo que es cognitivo y lo que no lo es, el resultado es que los marcianos no pueden tener procesos cognitivos, algo, como veremos, que choca con las tesis funcionalistas. Obviamente, no se trata de marcianos de hecho sino de los que habitan en los experimentos mentales, tan característicos de la filosofía analítica de la mente. La idea es que es posible la existencia de criaturas poseedoras de estados mentales aunque tengan una composición física y biológica diferente de la nuestra (por ejemplo, las funciones cerebrales podrían estar desempeñadas por un órgano compuesto de una sustancia semejante al silicio (cf. Múltiple realización). Además, también sus procesos psicológicos pueden ser diferentes. Por ejemplo, su memoria podría funcionar de manera distinta y ser más eficaz, y no compartir características humanas como la transferencia negativa. Es decir, podrían carecer de todas aquellas particularidades que RAA consideraban en su crítica a la cognición extendida (e incluso compartir características con los casos propuestos por Clark y Chalmers), lo que llevaría a la conclusión de que estas criaturas (los marcianos) no pueden tener estados mentales (o procesos cognitivos). Pero si “la intuición marciana” se acepta -como hace el autor-, es decir, que puede haber criaturas psicológicamente diferentes a nosotros en determinado nivel (“fine grade”) pero aún así tener estados mentales, entonces el argumento de RAA es falso (el siguiente paso será argumentar que si “la intuición marciana” se acepta entonces la hipótesis de la cognición extendida también debe aceptarse).

Según el funcionalismo lo que hace que un organismo pueda tener estados mentales es su organización funcional, lo que suele ser entendido en términos de relaciones causales. Una organización funcional equivalente puede realizarse en distintos medios físicos, por ejemplo, en un humano o en un marciano fisiológica y psicológicamente distinto.
En este punto el autor introduce un elemento clave en su argumentación: “all varieties of functionalism contain a parameter that controls how finely or coarsely functional roles should be specified (how much should be abstracted and ignored […] My claim is that if the grain parameter is set at least coarse enough to allow for intelligent Martians, then it also allows in many cases of extended cognition” (510). Es decir, que, dado determinado nivel de descripción, la asunción funcionalista de la “la intuición marciana” implica la asunción de la hipótesis de la cognición extendida.

Varieties of embodiment and functionalism (I): La "intimidad" entre mente, cuerpo, y mundo

Una diferencia entre Clark y Haugeland que podría ser potencialmente interesante es aparentemente menor: mientras que frecuentemente Clark habla de cómo el cerebro, el cuerpo y el mundo formar un sistema (vehículo), Haugeland añade a estos elementos también la mente. Es decir, Clark se centra en poner en entredicho los límites entre el cerebro, el cuerpo y el mundo, pero en Haugeland también la mente de alguna manera "se mezcla" -por así decirlo (y solo para ciertos propósitos)- con el resto.

Algunos ejemplos con respecto a Clark:
- La noción de causación recíproca continua (continous reciprocal causation -CRC): CRC "criss-cross brain, body and local environment" (2008, p. 24).
[También es cierto que Clark hace afirmaciones como la de que la mente se filtra (leaches) en el cuerpo y el mundo (2008, p. 29)].

Algunos ejemplos con respecto a Haugeland:
- La noción de intimidad: “The term `intimacy´ is meant to suggest more that just necessary interrelation or interdependence but a kind of commingling or integralness of mind, body, and world–that is, to undermine their very distinctness” (1995/1998, p. 208).
- Esta noción (Intimacy) es presentada como una alternativa (de hecho como lo contrario) a la distinción entre "lo mental y lo corporal" (ibid.), que, a su vez, se refleja en los contrastes entre semántica y sinctáctica, entre espacio de razones y espacio de causas, y entre vocabulario intencional y vocabulario físico.
- "I want to suggest that the human mind may be more intimately intermingled with its body and its world than is any other, and that this is one of its distinctive advantages" (p. 231).

Si esta diferencia significa algo, yo la interpretaría en el siguiente sentido: en Haugeland la mente es tan profundamente corpórea y mundana (embodied and embedded) que hace difícil una concepción funcionalista de la mente. Entiendo el funcionalismo en el sentido fuerte que el propio Clark (y también Wheeler) asumen. Es esencialmente el mismo sentido en el que el funcionalismo fue introducido por Putnam en los años 60, caracterizado por la neutralización del factor material con respecto a la mente y la tesis de la realización múltiple (otros sentidos débiles del funcionalismo puede que sean triviales). La emergencia de las ciencias cognitivas y la teoría computacional de la mente están así asociadas a la propuesta funcionalista.


En principio propongo partir de la hipótesis de que el funcionalismo acerca de lo mental implica cierta forma de separabilidad o de descomposición (decomposition -Haugeland 1995/1998, p. 216; decouplability, Menary 2010, p. 23 -Cf., también la noción de "desenchufar" en Grush 2003) entre lo mental y el correspondiente vehículo físico, sea extendido o no. La noción de equivalencia funcional significa que muy distintos vehículos o plataformas físicas pueden ser complentamente intercambiables, manteniéndose constante la dimensión mental, la mente. Esta es básicamente la tesis de la realización múltiple en tanto que neutralización de las diferencias físicas o "vehiculares". En este sentido la diferencia entre lo mental y la plataforma física es equiparable a la diferencia entre contenido y vehiculo, que a su vez es equiparable al contraste señalado por Haugeland entre semántica y sintáctica.
Si aceptamos la hipótesis de lo que podríamos llamar "separabilidad funcionalista" en estos términos, entonces mi pregunta es si tal separabilidad es aplicable a la "intimidad" entre mente, cuerpo, y mundo postulada por Haugeland, o si por el contrario la noción de intimidad supone otro tipo de aproximación a la mente extendida y a la cognición corpórea, próxima a lo que Clark ha llamado "body-centrism" y "special contribution story".

Mind Incarnate: from Dewey to Damasio (Mark Johnson 2006)

Para empezar, a diferencia de otras perspectivas dentro del paradigma de la cognición corpórea, Johnson está interesado en el ser humano (y en este sentido muestra cierto interés antropológico -filosófico)
"To be a human being requires a functioning human brain, in a living human body, interacting with complex physical, social, and cultural environments, in an ongoing flow of experience" (p. 46).

Embodying the Mind by Extending It (P. Jacob 2012)

 Cf. mi presentación "Varieties of embodiment and functionalism" (Fifth Meeting of the Portuguese Society for Analytic Philosophy).


Jacob retoma aquí la distinción formulada por Clark en 2008 entre dos corrientes dentro de la concepción que abreviaré como EBM (embodied mind): "bodycentrism" y "extended mind" (EM). Clark llama también a la primera "the special contribution story" (SC) y a la segunda "the larger mechanism story" -caracterizándola como "extended functionalism". Jacob propone una subdivisión dentro del "somacentrismo" (o "cuerpocentrismo" -traducción provisional) entre una versión débil y una versión fuerte. En realidad lo que Clark llama "bodycentrism" (o "SC") es lo que Jacob entiende como versión fuerte.
La distinción entre las dos versiones examinadas por Jacob se basa en si se acepta una explicación/concepción funcionalista de la contribución del cuerpo (exceptuando el cerebro) a las funciones cognitivas superiores y una explicación/concepción computacional de los contenidos de los conceptos y de la naturaleza del procesamiento conceptual.
Computacionalismo y funcionalismo serían las características de la versión débil, que consiste según Jacob a una versión incompleta de la mente extendida (EM).

La versión fuerte ("strong bodycentrism") coincide con lo que en mi presentación llamo "profound embodiment". Pero hay una diferencia de matiz en la medida en que Jacob enfatiza el caracter no extendido de esta versión (p. 35). De esta manera la tensión entre "embodiment" y "extension", es decir, entre "embodied" y "extended mind" resulta evidente.

Por concepción computacional Jacob entiende básicamente una teoría como la de Fodor (LOT: "language of thought"): "The computational view of the mind is the view that mental processes are computational processes that apply to mental representations, i. e. mental symbols with syntactic and semantic properties" (p. 35). Es importante tener en cuenta la conexión entre la concepción computacional y la concepción funcionalista de los estados psicológicos, que esecialmente se basa en el argumento de la realización múltiple ("multiple realizability") de las propiedades psicológicas. Se ha considerado que la aproximación computacional sustenta la concepción funcionalista, que en este contexto equivale al argumento de la realización múltiple

Tanto el somacentrismo como la tesis EM niegan que la mente pueda ser realizada solamente por/en el cerebro.
-El somacentrismo sostiene que una mente individual es realizada en un cerebro individual más su anatomía corporal no neuronal.
-La tesis EM sostiene que una mente individual es realizada en un cerebro más su entorno corporal no neural más su entorno no neural.

Objeciones a la tesis de la mente extendida (I): Sobre el contenido intrínseco y la marca de lo cognitivo


Adams y Aizawa formularon así la cuestión:

"A Ž first essential condition on the cognitive is that cognitive states must involve intrinsic, non-derived content. Strings of symbols on the printed page mean what they do in virtue of conventional associations between them and words of language. Numerals of various sorts represent the numbers they do in virtue of social agreements and practices. The representational capacity of orthography is in this way derived from the representational capacities of cognitive agents. By contrast, the cognitive states in normal cognitive agents do not derive their meanings from conventions or social practices. Despite possible interpretationist perversions to the contrary, it is not by anyone’s convention that a state in a human brain is part of a person’s thought that the cat is on the mat" (2001, p. 48).

La Mente Extendida (y enlace a mi artículo en Ciencia Cognitiva)

Una versión de esta entrada puede verse en mi artículo de 2013 en la revista Ciencia Cognitiva.


¿Cuáles son los límites entre la mente y el mundo? ¿Cuál es el papel del cuerpo y del medio ambiente en los procesos cognitivos? ¿Son la piel y el cráneo fronteras o límites relevantes en términos cognitivos? La tesis de la mente extendida (TME) afronta este tipo de cuestiones para responder que en ocasiones la mente se extiende no solo más allá del cerebro, sino también más allá del cuerpo o del organismo. Desde este punto de vista las ciencias cognitivas deberían, en tales ocasiones, ignorar los límites metabólicos de la piel y el cráneo (para atender, al menos según la versión más difundida, a la organización computacional y funcional de la información).

La tesis de la mente extendida propone que, en ocasiones, la mente se extiende más allá del cerebro, y del cuerpo en general, de manera que  ciertos elementos del entorno (¿no biológicos?) pueden entran a formar parte de los procesos cognitivos. Cerebro, cuerpo y mundo formarían entonces un único substrato (o vehículo) integrado para la mente [Lo característico de la TME es el papel asignado al entorno. La distinción entre el papel del cuerpo y el papel del entorno -mundo- puede plantear la cuestión de la distinción entre mente extendida y cognición corpórea]. Uno de los principales argumentos en los que se ha sustentado esta tesis es el principio de paridad, que pretende anular todo criterio de localización espacial (una especie de velo de ignorancia al estilo de Rawls para evitar un “prejuicio biochovinista”) y supone cierta equivalencia funcional entre los recursos internos y externos. Pero esta equivalencia lleva a considerar irrelevantes las diferencias entre los recursos internos y los externos. Buena parte del debate sobre la mente extendida ha girado en torno a la naturaleza y a las implicaciones de estas diferencias. Una nueva ola de la TME pretende reconocer la importancia en términos cognitivos de algunas de estas diferencias, y proporcionar un nuevo argumento para la TME basado en la complementariedad y la integración de ambos tipos de recursos -y no en el principio de paridad- (Menary 2010, Sutton 2010).

La concepción clásica u ortodoxa de la mente extendida se basa en gran medida en la noción de “principio de paridad” tal y como fue formulada por Clark y Chalmers (1998), y cuya versión actualizada subraya su carácter funcional (“extended functionalism” -Clark 2008, 2008a, Wheeler 2010). Según este principio “Si cuando afrontamos cierta tarea una parte del mundo funciona como un proceso que, si fuera realizado en la cabeza, no dudaríamos en reconocer como parte del proceso cognitivo, entonces esa parte del mundo es parte del proceso cognitivo” (Clark y Chalmers 1998, p. 8) (posteriormente Clark ha añadido la cláusula “for that time” para explicitar el carácter transitorio de la extensión –Clark 2007, p. 166). La idea esencial es que, en términos cognitivos, lo relevante no es la localización espacial del proceso; por el contrario, el principio de paridad supone, como ya he señalado, cierta equivalencia entre los procesos internos y los procesos externos. La naturaleza de esta equivalencia ha centrado buena parte del debate sobre la TME (v., por ejemplo, Rupert 2004, 2006, y desde otro punto de vista Sprevak 2009). En general, la posición de los defensores de la TME ha sido insistir en que se trata de una equivalencia funcional y que el principio de paridad no exige que los procesos internos y externos se lleven a cabo de la misma forma o tenga las mismas características. Por tanto, el principio de paridad es compatible con cierto grado de diferencia entre ambos tipos de procesos.

En el ejemplo más conocido de la TME se presentan dos personajes, Inga y Otto, el segundo de los cuales padece una enfermedad que afecta a su memoria, por lo que recurre continuamente a un cuaderno de anotaciones. El cuaderno viene así a complementar su deteriorada memoria biológica. La idea básica es que el cuaderno de Otto es equiparable, en cierto sentido, al cerebro de Inga y forma parte, como vehículo externo, de su sistema cognitivo. El cerebro de Inga y el conjunto formado por el cerebro-más-el cuaderno de Otto desempeñan el mismo rol funcional con respecto a sus respectivas conductas. El principio de paridad cuestiona los límites entre cerebro, cuerpo y mundo mediante el isomorfismo funcional entre lo interno (memoria biológica, cerebro) y lo externo (el cuaderno y su contenido). (Ha de recordarse, sin embargo, que la TME es explícitamente una tesis acerca de los vehículos, y no –al menos directamente- acerca de los contenidos).