domingo, 17 de marzo de 2013

THE EXTENDED MIND (Menary 2010) REVIEW. Reseña de Daniel D. Hutto (2011)

Es interesante la referencia al capítulo de Ross y Layman, quienes mencionan una cuestión que siempre que me ha llamado la atención: ¿tiene sentido hablar de la localización de la mente?
Según estos autores, hablar de la localización de la mente es recurrir a la metáfora. El problema surge cuando se considera la metáfora literalmente verdadera.

Uno de los puntos centrales concierne a la distinción entre causación y constitución (lo que es solo causalmente necesario y lo que es propiamente constitutivo de la mente y la cognición). Nadie cuestiona el papel causal de recursos externos, ni que la realización de ciertas tareas cognitivas dependa del uso de tales recursos ("close coupling with and the manipulations of"). Sin embargo, los críticos de la hipótesis de la mente extendida niegan que esto sea base suficiente para concluir que tales recursos son parte constitutiva de la cognición: "Specifically, critics of EMH deny that it follows from the fact that mentality causally (and hence explanatorily) supervenes on the use of extra-bodily resources in some cases that in those cases the resources thereby form part of -i. e. partially constitute- the larger system that does the cognizing" (p. 787). Hutto señala un problema que desde hace tiempo me parece particularmente relevante: la dificultad de distinguir claramente entre causación y constitución, es decir entre lo que es un mero apoyo o herramienta y lo que es verdaderamente cognitivo. Según el autor de la reseña, esta distinción requeriría la identificación de un criterio que nos dijera lo que es verdaderamente mental y cognitivo, y el único criterio que se ha ofrecido ha sido el del contenido no-derivado (Adams y Aizawa) (the mark of the cognitive), que viene a coincidir con la posición de Fodor en su reseña de Clark (2008), según la cual la marca de lo mental es su intensionalidad (con "s"), es decir, el hecho de tener contenido, de ser sobre algo. Puesto que el criterio ofrecido por Adams y Aizawa asume la noción de contenido mental, el debate sobre si es un criterio correcto depende a su vez del resultado de otro debate, a saber, de si la teoría representacional de la mente es correcta (en la medida en que la noción de contenido implica la de representación mental).

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